martes, 21 de agosto de 2007

La captura del instante XIX

Se despierta y él no está. Es su hija la que duerme a su lado, la que se quedó cuidándola. Aun no amaneció, pero no le importa. Antes no le gustaba despertarse en medio de la noche, tener que esperar que se haga el día. Ahora sabe que ya no importan los minutos, las horas, todas las horas, quizá los años que pasará esperando. Sabe también que desde aquí en más no espera nada. Será apenas un transcurrir de sí misma hacia sí misma, un andar por ella, el mentiroso movimiento donde sólo habrá quietud. En otros, no en ella, sucederán las cosas. Será para otros la ilusión de un encuentro, la expectativa de visitar lugares o conocer sabores nuevos, la inminencia de lo que sea. Su vida seguirá aparente. Abrazará a sus nietas, sonreirá, hablará con amigas, dejará que sus hijos la protejan, tal vez cambie de casa y almacén, despertará de día como siempre, leerá, verá películas, irá a su médico, hará regalos en los cumpleaños. Todo lo que haga será la simulación de un seguir haciendo. Sin él, lo que le quede por vivir ya lo habrá vivido.

1 comentario:

  1. HECES
    Si supiera sintonizar siempre sabiduría sobre serenidad
    Sería:
    Sencillamente suave
    Saludablemente sincera
    Senciblemente sonora
    Simplemente suspicaz
    Solamente soberana
    Solitariamente soberbia...
    mente

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