miércoles, 27 de junio de 2007
La captura del instante -XIV-
Camina su padre; se sienta a su lado. La tarde es una calle
desierta y sola en primavera. Son inefables su silencio y su
mirada, y su pesadumbre es la de un hombre vencido. El
niño sabe que su padre volverá a intentar de nuevo todo
y anhelará otra vez el mar delante, su nombre en las memorias,
la prisa de la infancia, y el porvenir de su niñez para ser alguna
vez dos hombres. El niño sabe que su padre ahora le oculta
su desdicha. Camina su padre; se sienta a su lado y el niño
se abraza y reconforta. Los dos esto saben; pero el padre
ignora el instante final, inevitable, que pronto ha de vivir.
La captura del instante -XIII-
Se empeña en conocerla. Va a ella. Su lapicera
azul le escribe que ha llegado y todo su pasado
viene a cuento como huellas que lo invitan. Va-
mos, dice, dañado por el frío pero nuevo. Una his-
toria de amor es siempre un imposible y nunca
es posible no vivirla.
Poema
a mi madre
Las consecuencias de los sucesos lejanos,
la rama ahora seca, mi pie trepando,
el detalle del aceite del olivo, la alegría
de la tarde entregada a los suspiros.
Y con tu anuencia el porvenir y el celo
con que protegías mi sonrisa; delicadamente
un pájaro queda volando por mis ojos
mientras seguimos abrazados en la orilla.
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