miércoles, 12 de septiembre de 2007

Mamahuicha

Cuando era chica y venía a un cementerio siempre sentía algo raro. No me daba miedo. La acompañaba a la Mamahuicha a visitar a su esposo. Yo venía porque quería. Me gustaría estar con ella... La ayudaba a arreglar la tumba, lustrábamos los bronces, limpiábamos la foto, cambiábamos la foto... Después la Mamahuicha se sentaba, prendía un toscano y se lo fumaba despacito. Y yo me entretenía mirándole la cara a la gente, toda seria...Y me daba cuenta que nadie sufría por los muertos. Como la Mamahuicha, que lo único que hacía era fumarse el toscano entrecerrando sus ojitos esquivos, mirando para adentro, viéndose a si misma. Solamente sufrían los que enterraban al muerto ese día, pero yo me daba cuenta de que con el tiempo iban a hacer como todos, se resignarían, se olvidarían y no sufrirían más. Lo que yo sentía de raro era eso. Como cuando me fui. Al principio padecí, lloré, y hasta me parece que sufrí un poco. Con el tiempo, dejé de sufrir. Yo siempre supe lo que me iba a pasar. Como con el pie. Cuando se burlaban o me miraban de reojo a mi no me hacía nada. Yo sabía que era algo que me diferenciaba. Y fue así. Me distinguió. Me empecé a dar cuenta cuando me fui. Los hombres me trataban distinto, se acercaban a mí de otra manera. Hasta en los cementerios. Todos los cementerios son iguales. Nunca están vacíos. ¿Hay algo mas lleno que esto? Todo esta tapado pero no vacío. ¿Cómo se llamaba ese? Giovanni Olivitto. Vivió sesenta y seis años. La cantidad de cosas que Giovanni Olivitto, habrá hecho en sesenta y seis años. Nació en Italia y vino acá de chico. Pobre, sin saber el idioma, en un país extraño. Hasta con que con el tiempo se fue acostumbrando. Como todos. Seguro que trabajó mucho toda su vida. Poniendo adoquines. Un adoquín, dos adoquines, tres adoquines, mil adoquines, cien mil adoquines. En vez de quedarse en su aldea cosechando aceitunas, terminó envejeciendo poniendo un millón de adoquines. Don Giovanni se alimentaba mal y fumaba mucho. Un día le dio un infarto y al otro lo enterraron acá. No. Este lugar está lleno de historias, lo que pasa es que prefieren ocultarlas, ¿no?