domingo, 10 de junio de 2007

La captura del instante - IX-

Las grietas serán luego la mención de un poema, un juego asombroso de formas macabras. Ahora suenan como un enjambre que ha elegido la delicadeza. Es un susurro que ellos oían sin advertirlo, atentos como estaban a la situación para la cual se habían decidido. Aún no se conocían. Se habían visto, se habían gustado, habían pronunciado palabras, pero aún nada conocían del otro, de su intimidad más propia. Se besaron. Ese desliz los acercó. Ninguno de los dos opuso resistencia y sin embargo la ausencia de obstáculos no los apremiaba. Como dos ancianos a punto de abrazarse para después morir ellos lograron la inmovilidad y el acercamiento, y la inútil, inútil ilusión.

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